Tendida en el piso con las piernas semi flectadas, impúlsate y eleva los glúteos del piso, pon tus palmas en la espalda para ayudarte a mantener el equilibrio y estira las piernas, proyectándolas detrás de la cabeza hasta tocar el piso con los pies, para comenzar a hacer Halasana.
Desde Halasana, flecta las piernas y proyecta las rodillas a las orejas sin separar los dedos del pie del piso. Cuando te sientas cómoda, saca las palmas de tu espalda y estira los brazos.
Beneficios de la postura:
- Descansa el tronco, el corazón y las piernas.
- La columna se estira profundamente al llevar las rodillas a las orejas.
- Aumenta el flujo de sangre en la cintura.
- Masajea los órganos internos.
- Calma el cerebro.
- Estira los hombros y la espalda.
- Alivia los síntomas de la menopausia.
- Reduce el estrés.
- Alivia dolores de espalda de cabeza, infertilidad, insomnio y sinusitis.
Contraindicaciones y precauciones:
- Lesiones de cuello.
- Diarrea.
- Menstruación.
- Asma.
- Presión alta.
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